Época: arte arcaico
Inicio: Año 650 A. C.
Fin: Año 500 D.C.

Antecedente:
La arquitectura. El templo
Siguientes:
El Artemision de Efeso
El templo de Apolo en Dídyma

(C) Pilar León Alonso



Comentario

El conocimiento de la arquitectura jónica arcaica, selecta y creativa, se identifica con lugares de resonancia y trascendencia especiales en la cultura griega, focos generalmente ubicados en Jonia y en la fachada oriental del Egeo. A los valores y tradiciones acrisolados por la arquitectura dórica en el continente -solidez, claridad, precisión, magnificencia-, los monumentos señeros de Samos, Efeso, Dídyma, aportan gracia, esbeltez, decorativismo y lujo como notas predominantes. Suele estar generalizada la oposición rigurosa entre dórico y jónico y es comprensible que así sea desde un punto de vista formal.
Dos aspectos diferenciales reúne el templo jónico de época arcaica. El primero es el modelo díptero, definido por la perístasis doble (dos filas de columnas exteriores) en torno a un amplio espacio central ocupado por la cella, a la que sólo se suele yuxtaponer el pronaos. El segundo es un sentido innato de la pulcritud y de la suntuosidad con repercusión directa en la faceta decorativa u ornamental, a consecuencia de la cual se recurre al material noble por excelencia, el mármol, a diferencia de la piedra local utilizada para el dórico en Grecia y Magna Grecia. A estas características responden los tres exponentes más grandiosos del jónico arcaico que son, por orden cronológico, el Heraion de Samos, el Artemision de Efeso y el templo de Apolo en Dídyma o Didymaion.

Entre los numerosos santuarios griegos se pueden establecer categorías según distintos motivos o criterios, pero pocos hay con la solera del de Hera en Samos, no sólo por méritos artísticos sino por representar en gran medida un profundo y genuino sentimiento religioso en el ámbito del Egeo. En un paraje dedicado al culto de la diosa Hera desde comienzos del primer milenio, se construyó en la primera mitad del siglo VIII el más antiguo templo jónico conocido. Era una construcción sencilla y modesta, hecha con adobe, madera y piedra, materiales que no resistieron mucho tiempo y que hacia 670 dieron al traste con este primer templo. Le sucedió un segundo, en el que aparece una novedad digna de ser tenida en cuenta por su relación con el modelo díptero posterior. Se trata de una cella muy larga y profunda, rodeada de una hilera de columnas o perístasis sencilla, que en el frente principal se hace doble. Todavía hubo un tercer templo, erigido por los años 570-560 y asociado a los maestros Rhoikos y Teodoros, dos artistas polifacéticos que pasan por ser, además, inventores de la técnica de fundición del bronce.

En la época de su despotismo (537-522), el tirano Polykrates quiso superar la imagen del anterior templo díptero y mandó erigir otro, que reproducía exactamente la planta de aquél aunque tomaba del Artemision de Efeso, ya construido por entonces, las tres filas de columnas, en lugar de dos, para los lados cortos de la perístasis. Los detalles más hermosos del nuevo templo se encuentran en los motivos ornamentales, especialmente palmetas y capullos de loto de una plasticidad admirable; veremos sus antecedentes en el Tesoro de los Siphnios en Delfos.